sábado, 28 de enero de 2012


Capítulo 1 Disputa de tráfico
Había sido un sólo segundo de distracción; un segundo
que gastó observando fijamente al hombre que conducía por el carril de la
izquierda. Un segundo de gritar para sus adentros porque lo había reconocido y
¡oh dios mío, Edward Cullen estaba en el coche junto al de ella!
Entonces el
coche de delante frenó, ella sólo se dio cuenta en el último instante posible y
viró bruscamente para evitarlo. En vez de eso se estampó contra el coche que había
estado mirando con tanta intensidad.
Aparcaron
fuera del tráfico, los camiones los pasaban a gran velocidad. Se permitió
empezar a sonrojarse cuando su fantasía hecha realidad salía del coche con un
gesto de dolor y las cejas fruncidas.
Oh, sintió un
escalofrío recorrer su espalda. Él se acercaba dando zancadas, los ojos verdes
centelleando. Tal vez sólo llevaba una camiseta sin mangas y unos vaqueros
gastados, pero seguía viéndose caliente. Los ojos de ella se dieron un
recorrido por su cuerpo, adorando sus rozadas botas marrones, el enorme reloj
de piel que rodeaba su muñeca izquierda y el pendiente que brillaba en su oreja
derecha. ¿Desde cuándo había vuelto a usar pendientes?
El
pensamiento la abandonó en cuanto él se detuvo delante de ella y abrió la boca:
—¿Qué coño ha
sido eso?
—Me distraje,
yo…
Él la
interrumpió:
—¿Que se
distrajo? ¿Esa es su excusa, señora?
—Mmm, ¿sí?
—¡Eso no es
jodidamente suficiente! —Ella parpadeó al oír las palabrotas—. ¡Este es un
coche de alquiler! ¿Ve el estado en el que se encuentra ahora? ¿Eh?
Ella hizo
como le ordenó y dio un buen vistazo al coche que estaba detrás de él. Todo el
costado izquierdo estaba abollado, la puerta de atrás se veía doblada. No creía
que él fuera capaz de volver a abrir esa puerta. Uuups.
—Estoy segura
de que mi seguro cubrirá los costes. —Intentaba tranquilizarlo a él y a ella
misma.
—¡No me
importa el dinero! ¡Es cuestión de principios! ¿Pero cómo le dieron el carné?
—Pues fui a
la autoescuela y…
—Joder, no me
lo puedo creer. —Se agarró la cabeza con ambas manos.
—Lo siento, Edward
, prometo que pagaré los destrozos. De verdad que…
—¿Qué me has
llamado?
—Mmm, ¿Edward
? Ése es tu nombre, ¿no?
Él la miró
fijamente:
—¿Cómo sabes
mi nombre?
Ella se
mordisqueó el labio inferior antes de admitir finalmente:
—Soy fan
tuya.
—Pues claro
que lo eres —suspiró—. Déjame adivinarlo, me estabas mirando a mí y no por
dónde circulabas.
—Tal vez.
—Ella se movió nerviosa bajo su mirada.
—Joder
—volvió a jurar, haciéndole preguntarse si era así de forma habitual.
No estaba
segura de si podría vivir con alguien tan malhablado. Quiero decir ¡piensa en
los niños! ¡Quieta! ¡Céntrate, idiota! ¡Esto no es un sueño y no vas a tener
hijos suyos!
—Lo siento.
—Ya, ya.
¿Entiendes lo que has hecho? ¿Y el porqué? ¿Porque yo era el coche que estaba a
tu lado?
Ella soltó un
jadeo por sus palabras. Sobre todo porque tenía razón.
—Oh, venga
ya, no es culpa mía. Tú estabas ahí sentado y te veías…
—¿Qué no es
su culpa? —La interrumpió antes de que pudiera acabar su explicación—. Joder,
¿me está tomando el pelo? ¡Se me echó encima, señora!
—Sí, pero…
—No, no. —Él
hizo un gesto con la mano—. ¡Déjeme adivinar! ¡Usted es una fan así que eso lo
hace todo mejor! —A ella se le abrió la boca pero no le salió nada. ¡El maldito
se estaba burlando de ella!—. ¿Qué, nada que decir ahora? —La provocó,
mofándose.
Sabía que
debería estar molesta con su comportamiento, pero de verdad, era tan excitante.
A ella siempre le había encantado un Edward malhumorado y esto era
sencillamente perfecto. Por supuesto, normalmente en sus sueños él la
levantaría y se la llevaría en su coche-casa-donde fuera y haría de todo con
ella. Su cara se puso caliente cuando se dio cuenta de que no había oído ni una
palabra de lo que él había dicho en los últimos cinco minutos, demasiado
concentrada en su fantasía de él levantándole la falda y empujando en su
interior.
—¿Has oído
alguna de las jodidas palabras que he dicho?
—Mmm, ¿no?
—Increíble
—suspiró, cruzando los brazos sobre el pecho—. Y ahora ¿qué jodido problema
tienes?
Venga, ¡a por
ello! Su mente canturreaba y ella cerró las manos en puños. Mirando hacia
arriba, dijo:
—Lo siento,
no me puedo concentrar contigo siendo tan guapo.
Él jadeó:
—¿Pero qué
coño? ¿Así que ahora es culpa mía?
Lo meditó y
asintió con la cabeza.
Juraría que a
él la parte superior de la cabeza le explotó.
* * * *
Le llevó un
momento pero al final pudo calmarse lo suficiente como para hablar:
—Tenemos que
intercambiar los datos del seguro.
—Ah sí,
claro. —Lo observó caminar de regreso a su coche.
Un camión
bajó la carretera a gran velocidad y sintió una enorme corriente de aire menear
sus costados. Ella dio un chillido y volvió a mirar la carretera. Demasiados
camiones la tomaban para atajar por las montañas y se la conocía por ser una de
las más peligrosas del estado. Observó cómo otro camión de catorce ruedas se
dirigía a ellos a gran velocidad y dio un bote del susto. Antes de que pudiera
detenerse, corrió a su coche y se cerró dentro.
—¡Ey! —Edward
apareció en su ventanilla un minuto más tarde. Golpeó el cristal hasta que ella
encendió el motor y lo bajó—. ¿Qué pasa?
Ella señaló a
la carretera y a los camiones que pasaban.
—Pensé que no
era seguro quedarme en un lado de la carretera. Demasiados camiones. ¿Quieres
entrar?
Él meneó la
cabeza con fuerza.
—No me voy a
meter en tu coche. Con mi suerte, me secuestrarás porque soy tu quarterback
favorito o por cualquier otra mierda.
—Oh.
—Parpadeó ante esa suposición. Bueno, si lo pensaba era una idea bastante
buena. Se lo podría llevar a un lugar apartado, esposarlo a la cama y hacer con
él lo que quisiera durante horas y horas. ¡Qué plan más brillante! Le sonrió de
oreja a oreja y entonces se dio cuenta de que él la miraba como si se hubiera
vuelto loca—. Mmm, yo jamás haría eso —por supuesto que no. Mmmm—, pero no
podemos quedarnos aquí. Es demasiado peligroso. Esta carretera es…
—Ya lo sé.
Conduzcamos a algún otro sitio y aparquemos donde no molestemos a nadie.
Ella asintió.
—Buena idea.
Yo conduzco, tú me sigues.
—No, yo…
No le dio
oportunidad de responder porque sencillamente volvió a subir la ventanilla.
Entonces le hizo un gesto con la mano a través del cristal y observó que su
cara volvía a enrojecerse. Ohhhh, otra vez enfadado. ¡Bien hecho!
Sonreía
abiertamente mientras por el espejo retrovisor lo veía caminar de regreso a su
coche. Parecía que la estaba insultando entre dientes y era demasiado
divertido. Y caliente. No nos olvidemos de caliente.
Esperó a que
sus luces parpadearan y luego se las apañó para volver a la carretera sin
demasiados problemas. El coche de él rápidamente la siguió y ella se preguntó
dónde podrían ir. Él sólo quería intercambiar información del seguro y luego
irse a sus cosas, pero ésta era su oportunidad única en la vida. ¡Estaba
clarísimo que no iba a dejarlo marcharse tan rápido! Qué hacer. Qué hacer.
Divisando una carretera secundaria, frenó y giró tan bruscamente a la derecha
que saltó gravilla contra los lados de su coche. Miró por el retrovisor y
sonrió abiertamente cuando vio a Edward detrás del volante, viéndose
tremendamente fastidiado. Ay dios mío, ¡esto se le estaba dando francamente
bien!
Continuó
conduciendo, ignorando sus señales hasta que pensó que estaba lo suficientemente
desierto. Cuando finalmente detuvo el coche y se dirigió a un pequeño
aparcamiento preparado para montañeros y cazadores, los árboles se cernían
sobre ellos. Aparcó y salió, preguntándose qué debería hacer a continuación.
De todos
modos él no le dio tiempo suficiente para planear nada porque ya estaba
viniendo de su coche dando zancadas y gritándole:
—¿Está loca
de atar?
—¿Por qué?
—Ella frunció el ceño.
—¿Tenía que
conducir hasta tan lejos de la carretera principal?
—Pero pensé
que dijiste que deberíamos aparcar en algún sitio que no molestáramos a la
gente. Aquí no hay nadie, así que no molestaremos a nadie.
—¡Me refería
a aparcar en un café de carretera, un McDonald's! ¡Cualquier lugar menos este!
—Ah, entonces
deberías haber sido más claro.
—¡Me cortó!
Subió la jodida ventanilla antes de que pudiera...
—Lo siento,
pensé que tenías prisa y esos enormes camiones me estaban asustando a muerte.
Él apretó los
puños.
—Usted,
señora, está loca.
—Ugh. —Ella
cruzó los brazos sobre el pecho y se apoyó contra el costado del coche. El cual
tenía, increíble como pudiera parecer, apenas un rayón de su anterior colisión.
¿Ella era buena o qué? —Decir eso no es algo muy educado.
—No estoy de
humor para ser agradable o educado. Ahora saque los papeles de su seguro para
que podamos acabar esto y pueda seguir mi camino.
Ella miró la
mano que había aparecido delante de ella.
—Papeles del
seguro, ¡claro!
Hizo muchos
aspavientos mientras volvía a meterse en el coche, rebuscando en su bolso.
Entonces lo vació en el asiento del pasajero y rebuscó en el caos. Ningún papel
del seguro. Ni siquiera su carné. Así que ¿dónde coño los había metido? Estaba
bastante segura de que los tenía la última vez que la había parado un policía.
Su puerta se
abrió, Edward se inclinó sobre ella con un gruñido.
—¿Por qué
coño está tardando tanto?
—No los puedo
encontrar. Estoy segura de que los tenía la última vez que cogí este coche.
Segura.
—¡Entonces
encuéntrelos! ¡Ya!
—¡Lo estoy
intentando! —respondió, sus manos estaban empezando a temblar.
—¡Oh, por el
amor de Dios! —Él se precipitó a dar la vuelta al coche y abrió la puerta del
copiloto. De rodillas en la tierra, empezó a buscar entre sus cosas y se detuvo
cuando sus dedos encontraron un paquete de preservativos.
—Me gusta
estar preparada —dijo ella en el tenso silencio.
Él levantó la
mirada hacia ella, meneando la cabeza y la volvió a dejar caer en el asiento.
—¿Dónde está
su carné?
—No lo sé.
Tampoco lo puedo encontrar pero estoy segura de que está junto a los papeles
del seguro.
Le sonrió y
observó mientras él se daba golpes con la cabeza contra la puerta. Bastantes
veces seguidas.
* * * *
—Debo
habérmelos dejado en casa. —Miró al interior del coche, hecho un completo lío
gracias a Edward . Había abierto todos los compartimentos, había tirado todo al
suelo para poder revisarlo todo, pero no había aparecido ningún carné. Tampoco
los papeles del seguro.
—¿Sólo ahora
se acuerda de eso? —dijo él con los dientes apretados. Se había hecho de noche
mientras buscaban los documentos y la luz interior del coche no era lo
suficientemente fuerte para hacer que sus facciones se vieran claramente.
Aunque podía
oír el enfado en su voz. Unos temblores le recorrieron la espalda al
imaginárselo agarrándola y echándola al asiento trasero. Entonces él le subiría
la falda y sus manos...
—¿Me está
escuchando? Joder, ¿qué he hecho para merecer esto?
Ella
parpadeó, regresando al presente y lo observó mientras él daba una patada a su
rueda delantera.
—¡Hey!
—¿Qué? —Se
giró y dio un paso hacia ella, la furia irradiando de cada uno de sus poros—.
¿Y ahora qué quiere que hagamos?
Ella se
mordisqueó el labio inferior antes de que se le escapara exactamente lo que
quería que hicieran. Con todo detalle.
—¿Quieres ir
a mi casa así podemos recuperar esos papeles?
—No —le contestó
bruscamente—. Quiero que vayas allí y regreses aquí con ellos. O mejor aún,
dame tu dirección y tus llaves.
Ella
parpadeó.
—¿Qué? ¿Por
qué?
—Iré y los
buscaré yo mismo.
—Eso no tiene
ningún sentido. ¡Si ni siquiera sé dónde los he dejado!
—¿No? —ella
negó con la cabeza. Él volvió a jurar—. ¡Maldición! Tenía que estar en un sitio
esta noche, ¿sabe?
—Pero todavía
es temprano. Quiero decir que si vamos hasta mi casa y encontramos los papeles
podrás continuar tu camino. —Hasta que ella encontrara una manera de hacer que
se quedara, por supuesto.
—¿Dónde vive?
—Arriba de
esa colina —hizo un gesto con la cabeza hacia una montaña en la distancia.
—¿Ahí arriba?
—Pues sí.
Tengo una cabaña que uso los fines de semana. Está un poco apartada pero tengo
un perro guardián y...
—¡Déjese de
chácharas y vamos! —Él la agarró por el antebrazo y la empujó hacia su
asiento—. Conduzca y la sigo. Y, joder, por el amor de Dios, ¡empiece a usar
los intermitentes!
—Vale
—murmuró mientras él corría a su coche y abría de golpe la puerta del
conductor. ¡Ahora tenía unos buenos treinta minutos para idear un plan!
* * * *
No pensó ni
una sola vez en dónde había puesto su carné o los otros documentos, pero se las
apañó para recordar dónde había dejado sus esposas. Seh, ¡bien por ella!
Rescatando
sus llaves del desorden del suelo del coche, más o menos metió todo de vuelta
en su bolso y se lo echó al hombro. Ni siquiera se molestó en esperar a Edward ,
que estaba aparcando su coche, se dirigió a la puerta delantera de la cabaña y
oyó las uñas del perro en el suelo de madera.
—Ey pequeño,
estoy en casa —dijo cuando abrió la pesada puerta y fue saludada por una feliz
cola meneándose—. ¿Qué tal tu día?
—Habla con su
perro —Edward suspiró detrás de ella—. Por supuesto que lo hace.
El perro en
cuestión, olfateando al intruso, se tensó bajo su mano.
—¡No, Killer[1]!
—El gran alsaciano se detuvo en el acto pero sus ojos no abandonaron la
cara del hombre.
—¿Killer?
—Ya te lo
dije. Es un perro guardián.
—Vale. —Edward
lo observó, inquieto—. ¿Muerde?
—Sólo si le
digo que lo haga —contestó ella descaradamente y entonces empujó a su chucho
más allá en la habitación—. Deja estar a Edward , Killer. Es un amigo.
Ella lo oyó
murmurar en voz baja “no, no lo soy” pero hizo como que no lo escuchó. Lo sería
una vez dejara esa casa, se lo prometió a sí misma.
—¿Quieres
algo de beber? —Dejó caer su bolso en una mesita auxiliar de la entrada
principal y caminó hacia la cocina, sus pisadas haciendo eco tras de sí.
—Esto no es
una cita, señora. ¿Dónde están esos papeles?
Ella se
encogió de hombros.
—Como ya
dije, no lo recuerdo. Pero no te preocupes, tengo sed, así que me serviré una
coca-cola. ¿Por qué no empiezas a buscar en mi oficina? Es la segunda puerta a
la derecha —señaló con la cabeza hacia el otro lado del vestíbulo.
Él la observó
abrir el frigorífico y luego suspiró.
—De acuerdo,
no me importaría beber una coca-cola también.
Ella sonrió a
los contenidos de su nevera. ¡Lo estaba pescando!
—Por
supuesto. Te la traigo enseguida. ¿También tienes hambre?
—No, con una
bebida ya bastará.
Sí, claro.
Oyó sus pisadas salir de la habitación y hurgó en los armarios. Él iba a comer
algo también. ¡No le daría otra opción!
* * * *
—Aquí tienes.
Edward levantó
la mirada. Había rebuscado en su escritorio, meticulosamente, escaneando cada
documento que cayó en sus manos. Y había un montón. No sabía cómo alguien podía
vivir así. Con ese desorden. ¡Se estaba volviendo loco sólo de mirarlo!
—Gracias
—contestó mientras ella depositaba una bandeja delante de él. Frunció el ceño
cuando vio lo que contenía—. Dije que no tenía hambre.
Ella se
encogió de hombros.
—Bueno, pues
yo sí. No tienes que comer si no quieres.
—Vale
—murmuró él, cogiendo otra hoja de papel.
—¿Has
encontrado algo?
—No. Esto es
un lío.
—Lo sé —dijo
ella sentándose en la butaca que robaba casi todo el espacio detrás del
escritorio.
—Llevo meses
con intención de ponerlo en orden pero nunca encuentro el momento.
Él agarró su
vaso y lo acabó de golpe. Entonces la miró mientras ella agarraba un nacho con
salsa y le echaba algo de queso por encima. Se lo metió en la boca y gimió:
—Qué bueno
está.
Edward se
sintió ponerse tenso al ver sus ojos entornados y con una obvia mirada de
placer. ¿Por un simple chip? ¿Pero qué coño?
—¡Déjelo ya!
Ella se
irguió en su asiento.
—¿Qué? ¿Qué?
¿Qué he hecho?
—¡Deje de
intentar seducirme! No va a funcionar, señora. No es mi tipo.
Ella se puso
tensa.
—¡Yo no estoy
intentando nada! Estaba comiendo, a lo mío, mientras que tú... tú estabas...
¡Arg! Y no me importa si soy de tu tipo o lo que sea.
—Sí, claro
—se burló él—. Eres una fan, ¡tú misma lo dijiste!
—¿Y? —Cruzó
los brazos y lo miró.
—Pues que me
deseas. Probablemente estarás húmeda sólo porque estoy aquí junto a ti.
A ella se le
abrió la boca pero no le salió nada. ¡Maldito hombre que pensaba que era tan
sexy! Le fastidió todavía más cuando comprendió que tenía razón. Estaba húmeda,
¡maldición!
—¿Nada que
decir? —La provocó él otra vez. Incluso levantó las cejas.
—¡Vete al
infierno! —le contestó bruscamente, pero eso sólo lo hizo reírse.
—Claro,
cariño —dijo él casi de manera ausente antes de volver a los documentos
extendidos delante de él.
Tal vez lo
acababa de decir pero el modo en que la llamó cariño tan sólo unos segundos
antes habían sido suficiente para hacer que se le retorcieran las tripas. Ay
Dios, lo deseaba. Muchísimo. Lamiéndose los labios, se inclinó y preguntó:
—¿Necesitas
ayuda?
Él la miró.
—¿Recuerdas
dónde los pusiste?
—Mmm, no.
—Entonces no,
no necesito tu ayuda.
—Perfecto
—suspiró mientras se volvía a reclinar en la suave piel—. Entonces me quedaré
aquí y me pondré cómoda.
Su espalda se
tensó ligeramente pero no se dio la vuelta. En vez de eso se concentró en la
búsqueda y empezó a organizar sus papeles en pulcros montoncitos. De todos
modos no podía evitar escuchar lo que ella estaba haciendo detrás de él.
Ruiditos de placer mientras se comía otro chip. Un sorbo cuando bebía
coca-cola.
Cogiendo una
carta, apretó las manos. Joder, tenía que mirar. Giró la cabeza hacia la
izquierda y notó cómo se le abrían de par en par los ojos cuando la vio.
Estaba
prácticamente tumbada en la silla con las piernas encogidas debajo de ella. La
falda se le había subido pero no parecía haberlo notado, probablemente
demasiado ocupada con su tentempié. La observó coger un poco de salsa agria con
un dedo y metérselo en la boca. Lo lamió y Edward se pudo imaginar su lengua
alrededor de él. Como lo haría alrededor de su propia lengua o, mejor, su
polla. Se sintió ponerse duro y maldijo.
—¡Joder!
Ella jadeó,
sacando el dedo de su boca con un sonido húmedo.
—¿Qué pasa?
¿Los has encontrado?
—¡No! —Se
giró de nuevo hacia el escritorio y agarró los bordes con ambas manos. Le
ordenó a su erección que bajara, pero no se la podía sacar de la cabeza. Estaba
volviéndolo loco, ¡maldición!—. ¿Me drogaste la bebida?
—¿Qué? —Se
sentó—. ¿Crees que te drogué?
—¡Sí! —Se dio
la vuelta de repente—. ¿Lo hiciste, verdad? ¿Qué me pusiste en la coca-cola?
¿GHB[2]?
—Tío, estás
loco.
—¿Qué hiciste?
—rugió cogiéndola de los antebrazos y cerniéndose sobre ella—. Dímelo.
—¡Nada! ¿Y no
crees que ya te estarías sintiendo mal si te hubiera puesto algo en la bebida?
¡Te la bebiste de un trago!
Él se
enderezó y empezó a caminar de un lado al otro. Tenía sentido lo que decía,
¡maldición! Se sentía bien, excepto por el modo en que sus pantalones vaqueros
se estaban izando. Así que tal vez no era culpa de ella. Tal vez era que su
cuerpo le estaba recordando que llevaba un tiempecito sin tener sexo. Aunque, ¿por
qué ahora?
Le había
dicho la verdad antes: ella no era su tipo. Normalmente iba tras mujeres de
miembros largos con tetas y bronceado artificiales, que daba la sensación de
que siempre estaban rodeando a los futbolistas. Grupies, conejitas, como fuera
que se llamaran a sí mismas. No le importaba nada más que estuvieran listas y
calientes por entrar en su cama.
Pero esta
mujer era diferente. Ni estaba delgada ni estaba morena. Ah, era curvilínea
como el infierno y su culo redondo era justo como les gustaba a los hombres.
Definitivamente podría hacer algo con ese trasero. Oh sí. Joder, McIntyre,
¡contrólate! ¡Ella está loca! No necesitaba empeorarlo, eso seguro.
Ella lo
observó pasarse la mano por los cabellos. Parecía agitado y enfadado y
sencillamente adorable. Dios, adoraba cómo se veía.
Escuchándola
suspirar, giró para enfrentarla y se fijó en sus ojos entornados.
—¿Y ahora
qué?
—¿Mmmm? —Parpadeó—.
Estaba pensando en lo excitante que te ves cuando estás enfadado.
Él se sintió
apretar los dientes. ¡Era increíble!
—¿Así que te
gusta cuando me enfado? —Su voz era engañosamente suave.
Ella levantó
la mirada hacia su dominante figura y asintió.
—Uhm, sí. ¿Es
algo malo? Probablemente no debería haberlo dicho. Quiero decir, no tiene nada
que ver con...
—Tienes
razón. No deberías haberlo dicho en absoluto. ¿Quieres saber por qué?
—No, en
verdad no.
Él ignoró su
respuesta.
—Porque
significa que voy a hacer esto.
Antes de que
se pudiera imaginar lo que había planeado hacer, la agarró de los hombros y la
levantó. Ella gritó cuando sus piernas se liaron con su falda y se encontró
cayendo contra el borde del escritorio.
—Perfecto
—dijo él empujándola hacia abajo, sintiendo cómo su mano derecha hacía presión
entre sus omóplatos.
—¿Qué estás
haciendo? ¿Edward ?
—No montes
escándalo, sé que quieres esto.
—¿Querer qué?
—Esto
—repitió él, pero esta vez deslizó su rodilla entre sus muslos.
Ella gimió
por el súbito movimiento, extendiendo las manos delante de ella sobre el
escritorio. Se las arregló para agarrarse y tirar hacia arriba, pero a él no
pareció importarle. Estaba demasiado ocupado subiéndole la falda por el culo.
—Pensaba que
yo no te gustaba.
—Y no me
gustas.
—Pues eso no
tiene sentido.
—A un hombre
no tiene por qué gustarle una mujer para follársela, ¿no lo sabes?
Ella parpadeó
ante sus palabras. Había esperado algo más romántico para su primera vez con Edward
.
—Me lo
imagino pero aún y así… —Ella jadeó cuando sintió sus manos en su piel desnuda.
Le bajó las bragas por las piernas y ni siquiera se molestó en sacarlas
completamente. Lo sintió separarle los muslos para ensanchar el espacio y se
preguntó si realmente él iba a hacerlo. Este hombre estaba medio enloquecido.
Sí, era excitante, pero... oh Dios.
Él la rozó con
un dedo y ella no pudo evitar su reacción. Soltó un gemido y él se rió.
—Tan mojada.
Sabía que lo estarías.
—¿Qué?
—Me has
estado imaginando haciéndote esto, ¿verdad? —golpeteó su clítoris y ella empujó
contra él—. ¿Te estampaste contra mi coche a propósito?
—¡No!
—¿Estás
segura?
—¡Sí!
—No mientas o
me detendré —dijo justo antes de que su dedo se metiera en ella.
—No estoy
mintiendo —gimió, inclinándose hasta que apoyó la cara contra la madera fría.
Oyó caer la fuente contra el suelo y se imaginó el lío que había hecho. Toda
aquella comida salpicando y... infiernos, no podía pensar en eso ahora. La
punta de su dedo rozó su punto especial. Una vez. Dos veces. Empezó a respirar
jadeante—. ¡Edward !
—¿Sí? —Él
retiró el dedo y ella casi lloró por la pérdida.
—Por favor.
—Por favor,
¿qué?
Ella se
podría haber detenido pero no quería. Esta era su fantasía, después de todo.
—Fóllame.
Él rió detrás
de ella, sus manos deslizándose hacia delante. Sintió una brisa y comprendió
que le había bajado la camiseta y el sujetador a la vez. Sus pechos cayeron
hasta que tocaron la madera. Las manos se deslizaron entre ellos y la dura
superficie y los estrujó.
—Dulce —se
apretó a sí mismo contra su culo y ella sintió su excitación a través de los
tejanos.
—¡Edward !
—gritó, empujándose contra él. Rotó las caderas, claramente perdida en su
aturdimiento. Todo lo que quería era sentirlo golpear en su interior.
—Esto es lo
que le hago a las niñas malas —dijo mientras se abría los pantalones. Iba sin
ropa interior, como siempre, así que fue relativamente fácil bajárselos y
alinearse—. Di “por favor”.
—¡Por favor!
Él empujó
dentro de ella tan duramente que ella se resbaló sobre el escritorio.
Estaba
golpeando en su interior y se sentía bien incluso aunque estaba bastante segura
de que luego tendría moratones. Él tenía los dedos clavados en sus caderas
mientras la sostenía abajo, sin dejarla moverse. Era él el que controlaba su
ritmo mientras apenas la dejaba devolverle los empujones.
—¿Estás
cerca? —le preguntó, su aliento en la nuca le enviaba escalofríos por la
columna. Se inclinó para susurrarle al oído y el nuevo ángulo hizo que su polla
diera en su punto. Otra vez.
Ay Dios, no
iba a sobrevivir a esto. Entre saber que era Edward , EL Edward , quien estaba
follándola y los movimientos que hacía, estaba definitivamente camino al
infierno. Pero, qué coño, sería una caída maravillosa.
—¿Lo estás?
—repitió, el suave susurro en su oído era una contradicción con cómo se estaba
comportando y ella estaba empezando a desmayarse.
—Edward —gimió,
demasiado pedida en la manera en que él estaba hinchándose en su interior.
—¿Te pone a
cien saber que te vas a correr encima de mí? ¿Tu fantasía? —gimió— ¿Estás
perdiendo el control, nena?
Ella cerró
los ojos, pero nada podría apartar la voz de su cabeza. Él siguió
susurrándole, palabritas sucias que eran
para excitarla a ella o a él, no estaba segura. Todo lo que sabía era que
estaba funcionando. Sintió que sus paredes se estrechaban alrededor de su
poderoso pene, sintió su gemido en respuesta y el modo en que sus dedos
apretaron con más fuerza sus caderas.
—Deprisa
—gritó, sintiendo la caliente espiral recorriendo a través de ella.
—No te corras
antes de que te lo diga.
Sí, claro,
pensó salvajemente mientras él se metía dentro de ella hasta la empuñadura y
luego rotaba las caderas.
Abrió la boca
para gritar pero Edward la ganó por un segundo. Él soltó tacos y más tacos
mientras se vaciaba dentro de ella y cuando ella se dio cuenta de lo que
pasaba, se dejó ir.
Salió
disparada hacia arriba, más alto de lo que jamás había estado y regresó de un
golpe, segundos o minutos más tarde, cuando él se salió de ella. Se desmoronó
en el suelo con las piernas incapaces de sostenerla.
Mirando a
través de su pelo desmadejado, lo observó salir de la habitación, sin importarle
siquiera si ella estaba bien.
¿Pero qué
coño acababa de suceder?
* * * *
Él reapareció
en diez minutos o así, entrando en la habitación como si todo fuera
perfectamente normal. Dejó caer una toalla húmeda en su regazo y le dijo:
—Límpiate, tenemos
cosas que hacer.
Ella
parpadeó.
—¿Qué?
—Tenemos que
encontrar esos papeles para que me pueda marchar. Mueve el culo, ¿quieres?
Mierda, pensó
mientras se agarraba al asiento de la silla y se reequilibraba poniéndose de
pie. Se mordió el labio cuando los músculos de sus piernas temblaron y su
interior clamó. Había sido rudo. Bueno, pero rudo. Le iba a llevar un poquito
volver a sentirse humana. A ese punto, se agarró del escritorio y se empujó en
dirección a la puerta.
—¿Dónde vas?
—Necesito un
baño.
—Creo que no.
—¡No te estoy
pidiendo tu opinión, Edward ! —le contestó bruscamente, sin ni siquiera
mirarlo. Estaba concentrada en encontrar el equilibrio y llegar al baño de una
pieza.
—¿Qué acabo
de decir?
—Ya sé que
tenemos que encontrar esos malditos papeles, no soy idiota. Ni sorda. Pero
necesito un baño y lo necesito ahora.
—¿No puedes
esperar hasta que me haya ido para mimarte?
Ella suspiró.
Sosteniéndose con un brazo contra la pared más cercana, se giró para mirarlo.
Él estaba de pie detrás de su escritorio, como antes. Sus ropas no estaban
descolocadas; no parecía haber sufrido un caso de debilidad de rodillas,
tampoco. Lo miraras como lo miraras, no parecía como si la acabara de follar
hasta hacerla gritar en el clímax.
Y eso la
fastidiaba, ¡maldición!
—Te vaciaste
dentro de mí, Edward , necesito lavarme. Eso y que me estuviste machacando
tanto que me siento bastante dolorida, así que creo que un baño caliente es más
que necesario, te guste o no. Siéntete libre de revisar mis documentos mientras
me alejo de ti. —Se giró y se agarró del marco de la puerta con su otra mano.
—¿De verdad
fui tan rudo?
—Sí —contestó
mientras cruzaba el umbral.
—Pero te
gustó.
—No dije que
no lo hiciera. —Salió de la habitación.
* * * *
Edward intentó
concentrarse en su búsqueda de los papeles desaparecidos pero no podía dejar de
pensar en lo que acababa de pasar en ese mismo escritorio. Había sido breve,
pero tan jodidamente caliente que no le importaría otra partida. Excepto que
ella no le gustaba y bueno… había sido un poquito rudo.
—Joder.
—Maldijo en voz alta, preguntándose qué le pasaba.
Nunca era tan
malo, pero alguien había tomado el control de su cuerpo y… diablos, incluso se
estaba mintiendo. Ella lo había vuelto tan loco que no había sido capaz de
detenerse. Y tenía un culo dulce. Tampoco le importaría sentir sus tetas de
nuevo.
Su polla se
elevó en los pantalones, sorprendiéndolo incluso a él. Su cuerpo estaba listo
para una segunda ronda, incluso aunque su mente no lo tuviera tan claro. Antes
de que lo pudiera meditar, se dirigió a la puerta y buscó el baño.
Localizó el
sonido de agua corriendo bastante rápido y aunque tuvo que evitar al maldito
perro se las apañó para abrir la puerta del baño sin hacer ruido. Entró y cerró
la puerta tras de sí, asegurándose de que no se oyera el clic.
Echó un
vistazo dentro y exhaló. Estaba inclinada sobre la bañera, obviamente
comprobando la temperatura del agua pero estaba desnuda y su culo lo estaba
saludando. Puso todo su cuerpo en tensión y eso fue todo lo que pudo hacer para
no desnudarse justo ahí y ahora. O simplemente bajarse la cremallera y meterse
dentro de ella. Excepto que había hecho eso antes y ahora ella estaba dolorida.
¡Contrólate, McIntyre! Se reprendió mientras se sacaba las botas.
La observó
mientras pasaba por encima de un lado y lentamente se sumergía en el agua. La
bañera redonda parecía más un jacuzzi, pensó a la vez que notaba que dos
personas podían caber fácilmente. Sonriendo de oreja a oreja, rápidamente se
quitó las ropas y se adentró más en el baño.
Ella se
sobresaltó cuando notó emerger una sombra, el sonido se paralizó en su garganta
cuando vio que era él. Era Edward y estaba... desnudo. Ay Dios.
—¿Qué estás
haciendo aquí?
—Yo también
necesito lavarme.
Ella juntó
las cejas.
—¿Qué?
Pensaba que estabas buscando esos papeles.
—Lo estaba
pero de repente me sentí sucio. —Le sonrió mientras se metía por un lado y
empezaba a bajarse hacia el agua hirviendo.
Su brazo rozó
el de ella, que se apartó ligeramente.
—Esto no
tiene ningún sentido. ¿No dijiste que querías irte tan pronto como fuera
posible?
—Sí.
—Y ahora,
¿por qué te está lavando?
—Porque soy
un firme creyente del ahorro de energía —dijo como si eso tuviera lógica.
—¡Corta las
gilipolleces, Edward ! —contestó finalmente ella con brusquedad.
No ayudaba
que ahora estuviera reclinándose contra el lado de la bañera, sus brazos
estirados a cada lado suyo. El jacuzzi era grande pero no tan grande. Su mano
derecha se movió detrás de la cabeza de ella hasta que sus dedos le acunaron la
nuca.
—Deja de estresarte,
cariño.
—Increíble.
—Ella se hundió todavía más—. In-cre-íble.
Él la observó
con ojos entornados cuando sus pechos parecieron flotar en el agua, sus pezones
eran oscuros e invitantes. Se lamió los labios y se perdió la mirada de
sorpresa de ella.
Ella clavó la
mirada en el pecho desnudo. Era la primera vez que le echaba el ojo a su cuerpo
e incluso si el agua y las burbujas escondían algunas cosas, seguía siendo
bastante impresionante. Uou, uou, pensó mientras trazaba sus pectorales con los
ojos. Quiero algo de eso, sí cariño.
Se decidió a
ir por ello. Después de todo, ¿qué posibilidad había de que esto volviera a
suceder? ¿Edward desnudo en su bañera, con ella? Se inclinó hacia él y dijo:
—¿Te puedo
pedir algo?
Él cerró los
ojos.
—Lo suponía.
—No suenes
tan entusiasta.
—Estoy
preocupado.
—¿Y eso?
—Estoy
empezando a darme cuenta de cómo operas. ¿Qué es lo que quieres?
Ella se lamió
los labios.
—¿Me puedes
besar?
Se sentó de
golpe.
—¿Qué?
—Un beso.
Hemos tenido sexo pero no nos hemos besado y... y me gustaría saber cómo se
sienten tus labios.
Su polla
creció otros pocos centímetros.
—Joder,
cariño.
—¿Eso es un
sí?
Él le devolvió la mirada
pero en verdad ella parecía ansiosa.
—¿Qué crees? —replicó con
su voz baja, justo antes de que ella se inclinara y rozara su boca con la suya.
Ella se volvió maleable junto a él, la palma en su nuca acercándola hasta que
estuvo acurrucada estrechamente contra él.
Sus pechos
desnudos rozaron el de él y Edward gimió, su lengua encontrando la de ella.
Maldición, la
deseaba de nuevo.
—¿Y?
—preguntó Edward tan pronto como rompió el beso.
Ella abrió
sus ojos somnolientos, su boca ardiendo tanto por sus atenciones como por su
barba de dos días.
—No está mal.
—Intentó darle un tono casual, pero su voz era tan ronca que no sirvió para
nada.
Él se rió.
—Fue
jodidamente caliente, cariño y lo sabes.
Los ojos de
ella brillaron.
—Tal vez. —Se
reclinó de nuevo en la bañera, apartándose de él.
Su cuerpo ya
no lo tocaba, suspiró y cerró los ojos. Esto era agradable. Estaba en su
jacuzzi, el agua estaba caliente y estaba empezando a sentir que sus músculos
se relajaban. Edward estaba con ella. Esto era tan bueno como podía ser.
O tal vez no.
Bueno fue
cuando unos dedos bajaron por su pecho y empezaron a juguetear con sus senos,
pellizcando los pezones hasta el punto del dolor. Hasta que estuvo jadeando,
abriendo los ojos para encontrar a Edward cerca. Tan cerca que tan sólo podía
mirar su cara cuando se inclinó y tomó una de las puntas endurecidas en la
boca. La chupó, la mordisqueó, hizo de todo para volverla tan sensible que ella
gritó cuando se apartó. Pero fue sólo para hacer lo mismo con la otra.
—¡Edward !
—gimió y sus manos fueron a la cabeza de él, agarrando su cabello oscuro.
Él levantó la
mirada, adorando la manera en que el rostro de ella se había enrojecido. Sus
ojos estaban desenfocados, los labios entreabiertos como si le costara
respirar. Y todo porque él estaba jugando con sus tetas. Dios, ¡él era bueno!
—Siéntate,
cariño.
Ella abrió
los ojos, no recordaba haberlos cerrado y lo observó mientras él se recostaba,
dejando sus pezones tan rojos que casi brillaban.
—¿Por qué?
—Tan sólo haz
lo que te digo.
Ella exhaló.
—Sigo
queriendo saber por qué.
Él endureció
el rostro.
—Esto no es
una jodida petición. ¡Siéntate!
Ella juró que
se puso todavía más excitada. Se veía tan magnífico ahí tan cabreado. Incapaz
de detenerse, le sonrió.
—¿Por qué
estás sonriendo así? —Él inmediatamente comenzó a sospechar.
—Uh, nada. ¿A
qué quieres hacérmelo otra vez?
Edward gimió,
pero esta vez no fue de placer.
—Por el amor
de... ¡¡SIÉNTATE!! —rugió, su voz haciendo eco en los azulejos del baño.
—De acuerdo,
de acuerdo. Mierda, no hacía falta gritar —murmuró mientras se sentaba.
Él la agarró
de la cintura y la colocó en el borde que iba paralelo a la pared.
Su culo chocó
con las velas que tenía allí normalmente, enviándolas al agua.
—¡Edward !
Él no se dio
ni cuenta, demasiado concentrado en mover su cuerpo hasta que estuvo colocado a
su gusto.
—Ahí,
perfecto.
Ella miró
hacia abajo y se puso más húmeda. Estaba apoyada contra la pared fría, pero no
le importaba. Sus piernas estaban abiertas de par en par y Edward arrodillado
entre ellas y deslizando las manos por sus muslos. Despacio. Muy despacio.
Hasta que sus caderas dieron un tirón pero él siguió sin llevarlas donde se
sentía bien.
—¡Maldición!
Él rió por su
impaciencia.
—¿Quieres
algo?
—¡Tócame!
—¿Dónde? —Se
burló él, sin apartar los ojos de los de ella—. ¿Aquí? —Su pulgar le rozó el
clítoris por un segundo calentísimo.
—¡Sí!
—¿O aquí?
Ella cerró
los ojos cuando él atormentó su entrada con dedo hábil.
—Dios.
Edward la
miró, admirando sus curvas y la manera en la que se ofrecía a sí misma. No
sabía nada de ella, excepto que conducía como una lunática y tenía una mala
tendencia a cabrearlo. Pero ahora mismo eso no era importante. No, lo que era
importante era compensarla por cómo se había comportado antes. Por supuesto
ella había dicho que no le había importado que hubiese sido tan rudo.
Se inclinó y
preguntó una vez más:
—¿Qué, sobre
aquí?
Ella jadeó,
sus piernas se apretaron alrededor de sus hombros al sentirlo golpeteando en su
interior. La atormentaba con toques ligeros mientras sus dedos le agarraban las
caderas, forzándolas a estar quietas, antes de ascender un nivel. O dos.
La cabeza de
ella daba bandazos de lado a lado, manteniéndose en el borde de la bañera y
luchando contra el agarre de él. Sus caderas querían moverse acompañando a sus
caricias, su cuerpo se sentía listo para auto consumirse.
Ella gimió su
nombre. Una vez. Dos. Su lengua entró en ella. Una vez. Dos. Lameteó el
clítoris y volvió a empezar. Una vez. Dos veces.
Ella empezó a
gritar, incapaz de controlarse. Puro placer la atravesó, su cuerpo perdiendo el
contacto con la realidad hasta que se encontró cayendo. Chocó contra el agua,
totalmente agotada.
* * * *
—¿Te sientes
mejor?
Ella asintió,
sintiéndose extrañamente escarmentada. Llevaban sentados en el agua fría por lo
que parecía una hora. Ni hablaban, ni se tocaban. Sólo disfrutando del silencio
mientras descansaban del mundo olvidado por un momento.
Ella giró la
cabeza y encontró su mirada. Se esperaba que él hubiera saltado tan pronto como
ella se corrió, había esperado que él la hubiera vuelto a sentar en el filo
para poder empujar en su interior y follarla hasta perder el sentido. Pero no,
él sólo la había ayudado a reclinarse de nuevo en la bañera; luego se sentó en
el otro extremo y no había dicho nada más.
Y lo más raro
de todo era que sabía que él estaba duro. Había sentido su excitación antes,
sabía que seguía así porque podía ver la punta sobre la superficie de vez en
cuando. Bastante energía para un hombre de su edad, también, pensó mientras él
movía las piernas, piel oscura y brillante apareciendo debajo del agua.
Antes de que
pudiera detenerse, se inclinó y rodeó su polla con una mano.
—¡Joder!
—siseó él, sus caderas dando un tirón hacia arriba—. ¿Qué estás haciendo?
—¿Tú que
crees? —Ella sonrió, contenta, por una vez, de ser la que estuviera bromeando.
Acarició la abertura con su pulgar, recogiendo la humedad de ahí. Subió la mano
y se lamió el dedo, ganándose un gemido estrangulado del hombre sentado delante
de ella.
—Tú, pequeña…
—Se interrumpió a sí mismo.
—¿Sí?
—Chúpamela.
Recordando
sus anteriores acciones, se movió hasta que estuvo de rodillas entre sus
extendidas piernas y dijo:
—Di “por
favor”.
Él la agarró
de la cabeza con ambas manos, los dedos retorciendo su húmedo cabello.
—No me empujes.
¡Mierda! De
repente ella se sintió indefensa cuando él la dirigió hacia abajo hasta que sus
labios estuvieron justo encima de su polla.
—¿Edward ?
Él oyó el
punto de duda en su voz y se obligó a regresar a la realidad. Esto no era un
sueño.
Contrólate,
¡hombre! Soltando un poco el agarre de su cabeza, le inclinó el rostro para que
lo pudiera mirar. Con una voz más suave, le dijo:
—Por favor,
cariño, chúpamela.
Ella
parpadeó. ¡Había dicho ‘por favor’! ¡Edward había dicho ‘por favor’! ¿Quién lo
hubiera pensado? Uau, pensó, debe querer de verdad una mamada. Riéndose
tontamente, sintiéndose demasiado feliz, se inclinó y sopló su pene duro.
Edward tembló
por la caricia intencionada, esperando que se diera prisa. Quería sentir la
boca alrededor de él, quería empujarse dentro mientras ella lo raspaba con sus
dientes.
—¡Joder!
Sus dedos se
tensaron de nuevo en su cráneo, gruñó y luchó contra la urgencia de empujar.
Demasiado pronto, era demasiado pronto, ella acababa de empezar a jugar con él.
Pero su lengua estaba rodeándole la polla, jugueteando con su abertura hasta
que salió semen. Lo lamió ansiosa y él casi se corre en ese preciso momento y
lugar.
Pero
afortunadamente, los años le habían enseñado control. O eso pensaba. Excepto
que llevaba mucho tiempo duro y cuando ella lo había tomado en su boca, más y
más profundamente hasta que la punta le tocó el fondo de la garganta, dejó ir
un rugido y se vació dentro de ella.
Observó
mientras ella siguió chupándolo, bebiéndolo hasta que estuvo seco y pulido y sencillamente...
muerto sin más. La cabeza le daba vueltas, sus piernas se sentían como si
hubiera corrido una maratón. Pero no la dejó ir lejos. No, en vez de eso la
agarró y se la puso a su lado.
Ella suspiró
y dejó caer la cabeza sobre su hombro, ambos sintiéndose a gusto por primera
vez aquella tarde.
* * * *
Observó cómo
desaparecían sus luces traseras a lo lejos y se abrazó a sí misma,
reprendiéndose por las lágrimas que ahora le caían por las mejillas. Había sido
una casualidad, nada más que un encuentro casual. Algo que no debería haber
sucedido jamás pero que lo había hecho. Dios, lo había hecho.
Enfadada, se
apartó las lágrimas, cerró la puerta detrás de ella y acarició ausentemente la
cabeza de Killer.
Él había
decidido pasar de los papeles del seguro, declarando que de todos modos tenía
dinero suficiente para cubrir los costes de cualquier reparación. Ella había
entendido perfectamente, más allá de sus palabras, que él sentía que ella ya le
había pagado por completo.
No estaba
segura de si debía sentirse enfadada por ello o no. ¿Debería empezar a sentirse
una guarra porque le había dejado joderla?
Pero es que
ella lo había deseado durante mucho tiempo. Seguramente no era un crimen
divertirse de vez en cuando. Después de todo, había sido una oportunidad única
en la vida. Ahora ya podía ponerle oficialmente la crucecita a ‘Tener sexo con Edward
Cullen’ en su lista.
Listo y
acabado.
Le daban
calambres en los muslos y parpadeó ante el recordatorio. Había sido rudo, pero
tannn bueno. Recordó el modo en que le había dado placer en la bañera y se puso
húmeda. Edward , Edward
, Edward . Estaba segura
de que él se convertiría fácilmente en una adicción. Un motivo más por el que
era una buena cosa que hubiera sido una sola noche.
¿Verdad?
[1] Killer, en inglés,
‘asesino’ (N. de la T.)
[2] Fármaco conocido como la droga de los violadores (N. de la T.)

lugares,lugares,lugares
Argumento

Cada vez que Bella Swam tiene
un encontronazo con su fantasía hecha realidad, Edward Cullen, tienen sexo
(sexo increíblemente caliente) y luego él se va. Pero cuando Edward decide
cambiar las normas, ¿será ella la que huya o se quedará?

domingo, 27 de febrero de 2011

CAPITULO 4 LA BARBIE MECANICA



CAPITULO 4 LA BARBIE MECANICA

BELLA POV

Al abrir la puerta Ross bajaba de sui porche rojo venia vestida con una mini falda de mezclilla una blusa de tirantes blanca con unos zapatos de unos 12 cm a juego toda su cabellera rubia suelta con un maquille natural cualquiera que la ve diría que es una modelo ni siquiera se les pasa en la cabeza que esta despampanante rubia sea la mecánica del pueblo si antes de que llegaran los Hale no había un taller mecánico en Forsk teníamos que ir a Port Angel y salía muy caro pero todo eso se acabo con los Hale por que desde antes de que Ross se metiera e a estudiar Ingeniería Mecánica ya reparaba los carros de todos sus conocidos es por eso que su padre no tardo mucho en poner un taller a su nombre bajo el nombre de los dos ya que Jasper se hace cargo del manejo del taller en las áreas administrativas.
-Hey barbie- la salude cuando estuvo en la entrada de mi casa
-solo dime si sabes donde esta se perro- me dijo en tono hostil si estaba de malas que hizo Jacob
-¿Cuál perro? – pregunto Alice confundida claro ella no sabia nada Ross la miro por primera vez y en sus ojos se vio la sorpresa
- Bella perdón no sabia que tenias visitas lo siento ¿interrumpí? –me dijo una Ross muy apenada
- no para pero mejor pasa y no te preocupes yo le hable a Jacob para que nos diga en donde esta- le dije mientras la conducía la sala – mira Barbie ella es Alice Cullen- le dije señalándola- Alice ella es Ross Hale pero le decimos Barbie y el perro es Jacob así le dice ella de cariño…- me interrumpió Ross
-ja yo cariño por eso perro-rodé los ojos por su actitud – no se que le vio Nessie pero bueno es un encanto conocerte Alice Bella no dejaba de hablar de ti desde que llegue aquí te quiere mucho- dijo la Barbie extendiendo su mano
-el gusto es mío y yo también la quiero mucho es como mi hermana – le contesto Alice estrellando su mano – mejor dime que te hizo Jacob para que estés tan molesta con el- esa fue una muy lala pregunta ya que el enojo de Ross regreso
-Bella háblale a ese perro por que a mi no me contesta y..
- claro ya le marco solo cálmate ok- la interrumpí mascando el teléfono de la casa de Jacob después de tres timbradas me contestaron
-Hola- me contesto la voz familiar de Bili
-Hola Bili ¿Cómo esta?-
- Bella bien hermosa y tu a que debo tu llamada
- también bien Bili gracias oye ¿se encuentra Jacob?-
-no Bella el salió con Nessie desde la mañana y no se a que hora regrese lo creo que hoy es su
aniversario de estaba todo emocionado preparándole una sorpresa a Nessie- eso explica todo
-aa ok gracias Bili nos vemos- me despedi
- de nada Bella adiós- al colgar el teléfono me di cuenta de que no estaba solo en la cocina-
-y bien- me pregunto Ross se veía bastante molesta
- lo siento barbie Bili me dijo que salió desde temprano y que no sabe a que hora va a regresar que le tenia preparada una sorpresa a Nessie por su aniversario – en el rostro de Ross solo se veía la ira
-LO VOY A MATAR EL MALDITO PERRO LO NECESITO Y SE LO DIJE FUI MUY CLARA CON EL NO ME HIZO CASO LO MATO BELLA LO MATO- empezó a gritar estaba fuera de si Alice solo me miraba asustada
- por que no nos dices pera que lo ocupas tal vez nosotras te podamos ayudar – dijo Alice tratando de calmarla Ross cerro los ojos tratando de controlarse y después suspiro y por fin hablo
-esta bien miren necesito a Jacob para que me ayude a reparar uno autos de carreras no se como mi papá lo consiguió es una gran oportunidad si los dejo bien me van a dar un contrato para ser la mecánica exclusiva de ellos pero la prueba es que solo tengo tres días para arreglarlos y dejarlos mejor que nuevos en pesando con el día de hoy y la verdad yo no puedo sola y no quiero perder esta gran oportunidad – dijo todo eso de un respiro se sentó en una silla de la cocina y puso la cabeza en la meza definitivamente estaba abrumada
-Ross tranquila todo saldrá bien encontraremos a Jacob y hasta les va a sobrar tiempo eres excelente con los autos y Jacob no se queda atrás y…-
Entonces ocupas a alguien que te ayude a repararlos para que no pierdas el día cierto – Alice me interrumpió con una gran sonrisa en su rostro
-si así es- dijo Ross todavía con el rostro entre sus manos – nunca la había visto así
- en ese caso no te preocupes mi primo te puede ayudar claro si quieres – dijo todavía con su sonrisa como si supiera que algo va a pasar
- ¿tu primo?- preguntamos a la vez Ross y yo
- si Emmett vamos de una vez por el- dijo tomando a Ross del brazo para levantarla – vamos Bella Ross que esperan.
Con eso las tres nos dirigimos al porche de Ross y partimos a la casa de los Cullen a hablar con Emmett para que ayude a Ross el camino no la pasamos en silencio solo se escuchaban las indicaciones que Alice daba hasta que Ross dijo
-oye Bella ya te hablo mi hermanito – me dijo mirándome por el espejo retrovisor – estaba muy preocupado parecía un león enjaulado – se estaba burlando claro ella no sabe lo que paso con Mike
- si ya me hablo y ya le dije que estoy bien y no te burles de él sabes que me quiere mucho – le conteste – y yo también a el es mi hermano – agregue con una sonrisa
-mmm estas segura de que solamente se quieren así - me pregunto Alice seriamente pero en sus ojos se veía la lo que estaba insinuando
-No empieces Alice el es mi hermano lo quiero igual que a Jacob son mi familia es como si yo te dijera que tu quieres a Emmett mas que a un primo – le dije lo ultimo en broma que ella entendió muy bien
-¡Emmett!, Ja ese inmaduro no él es como un niño en un cuerpo de adulto no… mejor Edward él si es maduro, inteligente, caballeroso es un buen hombre con un corazón hermoso al menos lo era –susurro luego se quedo pensativa frunció el ceño – maldita Tanya- susurro volteando la vista a a la ventana
-¿Quién es Tanya? – preguntamos Ross y yo
-es una víbora una maldita zorra que disfruta hacer sufrir a los demás pero es todo lo que les puedo contar ya que esa historia es de Edward y no se les ocurra nombrarla por que se enojara conmigo – nos pidió y en sus ojos se veía la suplica y el dolor
- claro no comentaremos nada – le contesto Ross ya que yo solo la mire quería saber mas quería saber si esa le hizo daño a Edward y de solo pensarlo sentí un dolor en el pecho – verdad Bella- las dos me miraban ya habíamos llegado a la casa Cullen
- solo dime una cosa Alice – tenia miedo de preguntar – ella lo lastimo verdad – Alice cerro los ojos y yo me preparaba para lo peor ya la odiaba aunque suene tonto-
-Si Bella ella lo lastimo mucho y todavía no se recupera – con esas palabras sentí que mi corazón fue apuñalado
Como es posible que me duela tanto que lastimen a Edward si apenas lo conozco eso no puede ser lo único que quiero es que el sea feliz nuca había sentido eso y me daba miedo y mas por que a mi también me han lastimado solo he tenido dos novios y ambos destrozaron mi corazón y no lo quiero volver a abrir a nadie… pero quiero hacer todo lo posible por ver feliz a Edward
YO NO SE QUE HACER

sábado, 19 de febrero de 2011




PROLOGO




No se por que siempre yo tengo que resolver los problemas de los demás es decir no me importa es algo que me gusta pero lo que no entiendo es el por qué a mis dos mejores amigas se les complica tanto decir lo que sientes a mis hermanos yo soy Alice Cullen y como ya dije mis amigas Bella Swan y Rosalie Hale (que aparte de ser mi amiga también es mi cuñada) están perdidamente enamoradas de lo tarados de mis hermanos Emmett y Edward Cullen y digo tarados por que ellos también están perdidos por ellas pero tienen miedo del rechazo tanto de ellas como de ellos.
Eso es lo que yo no entiendo yo en cuanto vi a mi amado Jasper supe que era para mi y cuando supe que no tenia novia le dije “me hiciste esperarte mucho ¿quieres ser mi novio?” y solo me sonrió y contesto “discúlpeme la demora…y nada me haría mas feliz que serlo”, y hemos sido felices desde entonces por lo tanto no entiendo a mis hermanos o amigas y ya me hartaron con su inseguridad ya es hora de que Alice Cullen se ponga en juego y no voy a descansar hasta saber que por fin están juntos LO JURO.

CAPITULO 3 FORKS






CAPITULO 3: FORKS


POV EDWARD
Por fin estaba en este pueblo en el que mi madre nació pero yo no pertenecía claro que es decir yo no soy para un pueblo como Forks, pertenezco a Londres donde nací y la única razón por la que estoy aquí es porque si no venia mis padres me desheredarían y nos es que sea convenenciero ese fue su castigo aunque claro que lo tenía merecido es decir como esperaría que mis padres en especial mi madre me trataran bien después de encontrarme en mi habitación con dos mujeres teniendo sexo de tolas las formas posibles si lo merecía y solo de acordarme de cómo Victoria y Jane se retorcían, gemían y gritaban mi nombre me pone duro.
En cuento llegamos la duende que tengo como prima pidió ir de comprar para comprar algo que comer y mis padres estuvieron de acuerdo por lo que mi hermano y yo la tuvimos que acompañar y fue ahí donde me encontré a la mismísima Venus en persona si eso era lo que era esa chica con su cuerpo perfecto las curvas en los lugares correspondientes, y para terminar de matarme esos ojos color chocolate en los cuales estaría más que dispuesto a perderme.
Cuando Alice la presento como su amiga Bella de la que tanto hablaba y extrañaba no pude ocultar mi sonrisa hay juro que de ver sabido que esta diosa estaba en este maldito pueblo desde hace años me hubiera venido… dios si de solo verla me puse duro como el acero con ganas de estar dentro de ella
-Hey bro que tanto piensas-la voz de mi hermano me trajo de regreso acabábamos de dejar a la hermosa diosa que muy pronto va hacer mía y a mi prima y estábamos en la sala de nuestra casa
-nada ¿por qué? - le conteste a mi hermano Emmett el oso él y yo somos tan distintos e al igual que yo tenía muchas mujeres hermosas detrás de él, pero él no las aprovechaba no era un santo lo sabré yo pero él escasamente salía con una que otra chica el esperaba el amor de su vida su alma gemela, mientras yo solo buscaba quien tener sexo para después marcharme muchas veces ni sabia el nombre de la mujer que me estaba satisfaciendo
-por qué te estoy hablando desde hace rato y no me haces caso no me digas que otra vez estas pensando en tus mujeres que dejaste porque sabes que papa no te va a quitar un ojo de encima verdad no entiendo porque fuiste tan tonto en acabar con esas dos mujeres que…
-demonios cállate y no no estaba pensando en ellas y si fui un estúpido pero no por acostarme con ellas si no por no haber puesto el maldito seguro a mi cuarto- a Emmett sele salieon los ojos por mi respuesta
-jajajaja con un demonio crees que alguna vez vas a superar lo que te hizo ella- iba a interrumpirlo cuando continuo- si si ya lo superarte eso lo demuestras con tu actitud Edward bro tu no eres así dios actuas como un bastardo con las mujeres y eso no eres tu y la verdad es que me este cansando tu estúpida actitud y solo espero que pronto llegue esa mujer a la que ames y que te ame más que su propia vida…
-ese tipo de amor no existe y si tanto te afecta mi actitud pues jodete que no pienso cambiarla me importa un comino lo que piensen tu o nuestras padres- enojado me levante y dirigí a mi cuarto
-solo me da lástima la mujer que te llega a amar por que le vas a hacer lo mismo que ella te hizo a ti-susurro Emmett mientras subía las escalera.
Azote la puerta de mi habitación Emmett era un estúpido tarado él no sabía nada ella no tiene nada que ver con mi comportamiento yo ya lo supere si actuó así es porque me gusta no es mi culpa que las mujeres se me lanzaran en cuanto me vieran ¿o si?, yo ya la supere Tanya está en el pasado y por alguna razón lo único que tengo en mente son esos ojos chocolates de mi diosa mi Bella… espera acaso dije mi Bella desde cuando son tan posesivo con una mujer ja creo que me izo daño hablar con Emmett o tal vez no el único objetivo que tengo en la cabeza es que Isabella Swan estará en mis brazos retorciéndose de placer, gimiendo mi nombre y pidiéndome mas con esa idea en mi mente me fui a mi cama y cerré los ojos.
Abrí mis ojos al escuchar el ruido sordo de mi puerta cerrándose levante mi cabeza para ver quien la cerro y mi mandíbula casi se me al ver a mi diosa vestida con una lencería de satín amarillo de encaje transparente que me dejo sin aliento ya que podía ver cada pedazo de su piel poco a poco fui subiendo mi vista hasta sus ojos y ese brillo travieso y lujurioso que se encontraba en ellos me volvió loco y más duro de que alguna vez pensé estar cuando por fin pude encontrar mi voz le pregunte:
-Bella ¿Qué haces aquí?- mi voz ronca por el deseo
-te estaba buscando Edward – me dijo con un tono sexi, ella estaba jugando y quién soy yo a no seguírselo
-bueno ya me encontraste, dime ¿Qué puedo hacer por ti?- en lo que decía eso ella se fue acercando a la cama cuando estuvo seca se subió a gatas dejándome una vista completa de su pecho
- pues yo diría que todo y mas …– sus ojos nunca se apartaron de los míos se acerco mas cuando estuvo a milímetros de mi boca agrego- claro si tu quieres- ya no soporte mas y uni nuestras bocas fue un beso lleno de pasión, lujuria, deseo demostrando todo lo que la deseaba poseer pase mi lengua en su labio inferior y ella me abrió su boca y pude degustar su sabor un sabor exquisito que nunca había probado y que quisiera tener siempre para mi.
Mi mano derecha bajo por su costado delineando su figura hasta su cadera dibuje círculos con mi pulgar, mientras que mi mano izquierda subía por su busto amasándolo con mi mano y maravillándome por su suavidad ella gimió ante mi toque desprendiendo nuestros labios y arqueando su espalda dejando saber que la gustaba
-te gusta- le dije mientras mi mano derecha por fin encontraba su culo y lo apretaba ella gimió mas fuerte antes de contestarme
-s si – dijo sin aliento mientras que yo besaba, lamia y mordía toda la extensión de su cuello- Ed Edward por favor- me gusto como se escucho mi nombre en sus labios mientras gemía me acerque a su oído
-por favor que Bella- le susurre antes de morder el lóbulo de su oreja
-Oh dios Edward no juegues conmigo por favor…. Te deseo o sabes lo mojada que estos- dijo mientras movía sus caderas contra las mías creando una ficción exquisita-cógeme Edward hazme tuya -esa declaración me hizo perder mi el poco control que tenia la volví a besar mis manos tomaron vida propia y recorrieron golosamente cada centímetro de su cuerpo sus manos tampoco se quedaron quietas fueron directamente a mi cinturón lo desabrocho y siguió con mi pantalón
-Edward ma dice que bajes a comer- la voz de Emmett me hizo reaccionar y volver a la realidad- si no bajas rápido me comeré tu comida eh para que luego o te quejes-agrego terminando de romper ese sueño maravilloso que muy pronto se ara realidad por lo que me llamo Edward Cullen esa diosa será mía y ella misma me lo pedirá.

miércoles, 9 de febrero de 2011




CAPITULO 2: ABRIENDO ERIDAS
POV BELLA

Una vez que nos despedimos de sus primos me prepare para el interrogatorio y en cuanto cerré la puerta detrás de mí la escuche
-ahora si platícame lo que te pasa por que no me iré de aquí hasta que me lo digas- me amenazo Alice.
-está bien ¿quieres algo de tomar?-mi dirigió una mirada de pocos amigos-ok dispara tus preguntas- dije resignada-vamos a sentarnos ella me siguió lo observándome atentamente
-ok no se qué te ocurrió platícame que ha cambiado desde que me fui-me dijo con una sonrisa cálida ella sabía que algo estaba mal
-ya te dije nada ha cambiado-le dije pero me acorde de algo que ella no sabía- bueno si hay algo a la semana que te fuiste llego la familia Hale- si ella no sabía de Ross y Jasper pero ella lo que quería preguntar era que paso con Mike-pero tú no quieres saber eso así que ve al grano Alice ella se rio
-si eso es cierto Bella que paso con Mike- me pregunto seria y frunciendo el ceño
-bueno me preguntaste si le había dado la oportunidad a él o a Jacob, pues después de tres meses de que te fuiste acepte salir con Mike a una cita y me la pase muy bien así que no me la pensé en salir con el mas veces estuvimos saliendo para conocernos durante un mes luego el me pidió que fuera su novia y acepte- Alice estaba atenta a cada palabra que decía- las cosa iban bien claro eso no le gusto a Jacob pero solo fue al principio ya que conoció a la a Nessie que es prima de Ross te van a caer muy bien enserio- tal vez esta era mi oportunidad de distraerla- es mas déjame hablarles no tardarían mucho en llegar les fascina ir de…
-no me distraigas ya las conoceré ahora sigue por favor-me interrumpió Alice bueno no perdía nada en intentarlo suspire y continúe
-la relación entre Mike y yo iba muy bien tu sabes que yo nunca había tenido un novio pero él no me presionaba después de dos meses de estar juntos las cosa fueron cambiando el quería dar otro paso pero yo aun no estaba lista él se comenzaba a desespera un día fuimos a una fiesta tu sabes que no me gustan las fiestas pero era en la reservación y todos mis amigos estaban hay así que acepte-y fue el peor erro que cometí-Mike estaba bebiendo de mas, me la estaba pasando bien después de un rato me di cuenta que ya era tarde así que le dije a Mike que ya era hora de irnos me dijo que si y comenzó a caminar habíamos llegado en distintos autos pero Mike estaba muy borracho así que yo iba a conducir y se lo hice saber el no me contesto y siguió caminando yo no sabía en donde estaba su auto así que lo seguí-Alice me abrazo y fue cuando me di cuenta de que estaba llorando-cuando menos lo pensaba ya estábamos lejos de los demás en medio del bosque lo que se me hiso extraño él se detuvo y tomo me empezó a besarme apasionadamente yo me deje llevar sentí que el se movía hasta que sentí la corteza de un árbol yo lo detuve cuando sentí sus manos en el interior de mi blusa- mi voz se apago y Alice me abrazo fuertemente
-y que paso Bella- susurro con voz rota ella ya sabía lo que paso
-a él no le gusto que lo detuviera como te dije estaba muy borracho y me sujeto mas fuerte contra el árbol y su cuerpo sujeto mis manos por arriba de mi cabeza con una de sus manos y con la otra recorrió todo mi cuerpo yo le decía que me soltara porque me estaba lastimando pero no me hiso caso, me dio miedo y empecé a gritar él se enojo y me pego en el estomago asiendo que se saliera todo el aire que traía y que callera de rodillas al suelo-ya todo lo estaba diciendo en sollozos que no estaba segura si Alice entendía lo que decía-ya en el suelo él se acostó arriba de mi y volvió a golpearme desgarro mi vertido yo ya no podía gritar y no paraba de llorar el estaba manoseando y besando mi cuerpo sentí tanto asco, sentí como se iba quitando sus pantalones yo le suplique que parara pero no lo izo, en eso escucho una maldición y en menos de un minuto Mike ya no estaba arriba de mí, no sabía en donde estaba y ya no me interesaba no paraba de llorar y todavía me dolían sus golpes me trate de poner de pie y entonces lo vi, estaba a unos metros de mi tratando se de defender de los golpes que le estaba dando Jasper yo tuve que ir a separarlo ya que no dejaba de golpearlo aunque este ya estaba inconsciente-ese día Mike había demostrado la basura que era y gracias a Dios Jasper llego a tiempo- Jasper me llevo a mi casa y le pedí que no le dijera a nadie lo ocurrido el acepto a regañadientes, al día siguiente Jasper fue por mí para ir a la escuela asegurándome que no iba a permitir que esa basura se me acercara tenía miedo de ver a Mike por si quería hablar conmigo-ja que ingenua fui al pensar en eso- pero no fue así cuando lo vi estaba con Jessica teniendo sexo en el baño de mujeres-si fue asqueroso-a la hora del almuerzo Jessica fue a buscarme diciéndome que Mike desde hace dos meses iba en las noches a su habitación para tener sexo, claro no sin antes decirme que también lo hacían en la escuela y en la tienda Newton ya que ella hay trabajaba
-no lo puedo creer Bella ese maldito deja que lo vea-Alice estaba enojadísima pero para mí ya no valía la pena
-déjalo Alice no vale la pena además el no seme puede acercar créeme cuando te digo que ya recibió su castigo se arrepintió de meterse con migo el mes que estuvo en el hospital-le dije con una sonrisa yo no soy sádica pero se lo merecía Alice se aparto de mí y me entrecerró los ojos
-¿porque te ríes?, ¿que no me has contado?, ¿cómo llego al hospital?-me dijo bueno ella tenía que saber todo
-lo que pasa es que yo le pedí a Jasper que no le dijera nada que no quería preocupar a las chicas, pero a los días Mike no fue a la escuela, y mi padre me llamo para decirme que Mike estaba en el hospital y que no quería que me angustiara por supuesto Charlie no sabía lo que había pasado pero le pregunte que le había pasado a Mike y me dijo que lo asaltaron y lo golpearon- Alice aun no entendía así que fui al grano- Jasper, Jacob, Embri y toda la manada golpearon a Mike por tratar de- se me apago la voz aperar que fue hace tiempo no había hablado de eso con nadie- de violarme y lo amenazaron de matarlo si tan siquiera me veía- Alice estaba en shock cuando reacciono solo dijo asombrada
-toda la manada ja se lo merecía la rata pero- no pudo continuar ya que el teléfono sonó
- permíteme- le dije levantándome para tomarlo
-hola- en cuanto dije eso se escucho un suspiro
-Bella ¿Dónde estabas?, fui a buscarte y no me abriste- me pregunto un Jasper preocupado-aparte hay estaba tu monumento y tampoco me contestaste el cel-cierto mi cel se me olvido
-Jass, Jass tranquilo- dije ante la mirada curiosa de Alice- fui a caminar y me encontré con una amiga y se me olvido el cel en mi cuarto si no paso nada-no pude evitar reírme ya que Alice también lo hacia
-te estás riendo de mi Bella me preocupaste no sabía en dónde estabas-si creo que reírme no era bueno ahora Jass no estaba preocupado si no molesto
-Jass, no sabia que ustedes ya habían regresado estaba aburrida por eso salí a caminar y ti sabes que después de lo que le hicieron a Mike nadie se mete conmigo y no me estoy riendo de ti- le conteste seria
-mmmmm , Ross va para haya nos vemos y Bella- se quedo callado y luego se rio- te quiero hermanita
-jajaja yo también te quiero Jass y perdóname por preocuparte si- si yo quería mucho a Jass y a la manada mas después de lo de Mike, me di cuenta que no estaba sola que tenia a mis hermanos porque eso es lo que ellos eran para mi mis hermanos y Ross y Nessi mis hermanas
-descuida chao- después solo se escucho el tono del teléfono
-Jass te quiero… quien es él Bella – me pregunto una muy curiosa Alice levantando las cejas sugestivamente
-mi hermano Alice, mi hermano- le dije sonriendo en eso se escucho el rechinido de unos neumáticos- llego Ross- le anuncie a Alice en lo que me dirigía y ella se sentaba en la sala.

sábado, 22 de enero de 2011




CAPITULO 1: ENCONTRANDO UNA VIEJA AMIGA.

POV BELLA

Mi nombre es Isabella Swan tengo 20 años, mi familia bueno en realidad se podría decir que esta de perdió cuando yo era muy chica mis padres se casaron muy jóvenes y el mayor motivo fui yo que ya existía en el vientre de mi mamá Renée Swan (bueno ahora Dwyer) si ella se caso de nuevo con Phil Dwyer cuando yo tenía 16 es un muy buen hombre pero para darles su espacio cuando se casaron yo me fui a vivir con mi padre Charlie.
Mi madre y yo somos muy distintas tanto físico como en nuestro carácter lo único en que nos parecíamos era en nuestra piel alvina tan blanca y delicada, mi madre es una soñadora y yo una realista antes de que llegara Phil mamá salió con varios hombres con todos se entusiasmaba hasta el día que le rompían el corazón siempre decía que ya no sería tan siega si como no a la semana estaba en busca del amor de nuevo y yo solo hay para consolarla.
Charlie mi padre estoy cuatro años que eh vivido con él me ha gustado y mucho él nunca está en casa y no es que me queje o que lo critique yo soy consciente de que mama y yo son fuimos él se caso con su trabajo y amigos como jefe de la policía aunque claro en un pueblo como Forks no hay mucha delincuencia ya que todos se conocen desde que nacen y eso en un principio me incomodo mucho al ser la nueva era el centro de atención (con lo que me gusta que me vean), la única persona que no me veía como bicho raro era Alice Brandon mi mejor amiga pero por desgracia solo estuvimos juntas un año y medio a que sus padres sufrieron un accidente y murieron lo que la destruyo por completo y a mí también por supuesto por no quererla ver sufrir se tubo que ir de Forks con su única familia que tenia el hermano mayor de su mamá Carlisle Cullen y la extrañaba tanto.
Era sábado Charlie como de costumbre se fue a pescar y yo aquí encerrada si mi vida social era un asco, no sé que me pasaba bueno si sabia estudiar algo que no te gusta y llevar la mitad de esa carrera estaba a la mitad de mi carrera en 4° de Administración de empresas cuando yo quería estudiar Literatura porque estudio eso por Charlie es por eso que me sentía atrapada en cuatro paredes así que después de leer por segunda vez del día Cumbres Borrascosas decidí ir a dar una vuelta ocupaba pensar y despejar mi mente con forme caminaba por la densa vegetación tan caracterizada de Forks me trajo a la mente Alice la única que me conocía a la perfección.
Mi caminata me llevo al centro comercial pero no me di cuenta hasta que tropecé con una pared de músculos
-hay –murmure la caer al suelo en un golpe seco
- estas bien- dijo la voz de un hombre y al alzar la vista me encontré con un cuerpo enorme que podría jurar que media el 1.90 musculoso de esos que te dan miedo- te encuentras bien- me repitió al no contestar la primera vez.
-s si- genial tartamudee
- ¿no te quebré un hueso?-pregunto en lo que me levantaba pero su tono no era de preocupación si no de burla- eso quiere decir que tienes huesos fuertes-continuó con una gran carcajada- no cualquiera que se tope con el gran oso-se señalo-queda sin un hueso roto enserio pude haberte matado-dijo dramáticamente y al verlo no pude evitar reírme.
-no ningún hueso roto soy más fuerte de lo que parezco- le conteste entre risas
-Emmett Cullen- se escucho un grito y el “gran oso” se tenso- como te atreves a dejarme sola con Edward- esa voz no puede en lo que el hombre enfrente de mí se giraba me dejo ver a la mujer venia hacia él y ella también me vio-¡Bella!- grito lanzándose a mí para abrazarme
-¿Alice?- pregunte aturdida
- oh Bella hace tanto pero no has cambiado en nada ¿Cómo has estado? iba a ir a buscarte hay tanto que platicar ¿que has hecho? dime le diste la oportunidad a Mike no espera mejor dime que le diste la oportunidad a tu amigo ese el moreno musculoso como se llama así Jacob - si en definitiva era Alice solo ella era la única en decir tanto sin respirar y ponerme roja como un tomate en cada oración que decía.
-¿qué me perdí?- pregunto una voz aterciopelada que por alguna razón hiso que mi corazón se acelerara
-tal parece que la enana se encontró con una amiga – dijo Emmett con una sonrisa burlona que izo que me sonrojara
- así perdón se me olvido que estaban aquí-dijo Alice dejándome libre de su abrazo- Bella ellos son mis primos Emmett-el en un minuto me tenia danto vueltas en sus brazos impidiendo que Alice continuara con la presentación -¡Emmett compórtate bajala!-lo regaño ella
-ok así que el GRAN OSO tiene nombre-dije una vez que Emmett me dejo en el suelo el solo me dedico una sonrisa burlona por mi sonrojo
-me caes bien preciosa-dijo guiñándome un ojo
-¿EL GRAN OSO?, Emmett pero que, hay olvídalo hablaremos en la casa y Bella el es Edward-dijo señalando a uno de sus costados y fue cuando vi al ser más hermoso que puede existir alto, fornido no como Emmett pero si lo suficiente y sus ojos de verde esmeralda que podría derretir a cualquier mujer y yo no era la decepción-chicos ella es Bella mi mejor amiga- termino de presentar Alice
-mmm así que tu eres la famosa Bella- dijo Edward acercándose a mi oh dios mis rodillas parecían gelatina bueno en si yo era todo en mi era un desastre no encontraba mi voz- Alice no paraba de hablar de ti- continuo recorriéndome con su mirada y como era de esperarse me puse tan roja que juraría que parecería un semáforo
-s si mu mucho gusto chicos- demonios de seguro parecía una completa tonta pero no podía evitarlo Edward me ponía nerviosa y no me gustaba eso a sí que puse mi atención a Alice- ¿Cuándo regresaste?, y ¿por qué no me avisaste?
-hoy llegue venimos a comprar algo de comer pero no me cambies la conversación y contéstame lo que te pregunte-dijo con mirada de reprobación demonios pese que la podía distraer la conocía bastante bien y no quería contarle lo de Mike enfrente de sus primos
-hay ok estoy bien, no eh hecho mucho desde que te fuiste estudiando y trabajando eso es todo- esperaba que no se acordara de lo que me pregunto
-y Mike-me recordó con una sonrisa y al ver a sus primos me sonroje ya que ambos ponían atención Emmett con esa sonrisa burlona que no se le había borrado desde que nos topamos y Edward estaba serio pero no dejaba de mirarme con mucha intensidad
-si le di la oportunidad-susurre tan bajo que esperaba que solo ella me hubiera escuchado claro que descarte esa idea al oír a Emmet
-así que ya tienes dueño preciosa… pero no importa no soy celoso –dijo poniendo uno de sus grandes brazos sobre mis hombros y haciendo que parezca un semáforo .
-Edward, Emmett díganle a tía Esme que voy a l rato que voy a estar en la casa de Bella- dijo Alice muy decidida esperen un momento ¿a mi casa? Ambos chicos asintieron- vamos Bella que esperas donde está tu carro- cuando iba a responder Alice ya estaba lejos de mi igual que sus primos
-Alice- grite- espera no traje auto- al decir eso ella voltio igual que sus primos estando confundidos los tres
-¿Cómo que no traes auto?, ¿cómo llegaste aquí entonces?- me pregunto Edward mirándome fijamente estaba a punto de perderme en sus ojos por lo que desvié mi mirada a Alice y conteste
-llegue caminando-la boca de Alice formo una oh y después me entrecerró sus ojos
- en se caso –volteo a sus primos- nos llevan
-claro pero tu preciosa- dijo Emmett señalándome- te sientas a mi lado- y se carcajeo al sonrojarme
-pero Emmett yo se lo iba a pedir- dijo Edward con una sonrisa torcida que me derritió
-lo siento bro pero yo ya se lo pedí se mas rápido para la próxima-el dijo a Edward en lo que le daba un golpe juguetón en el brazo-sube preciosa-me dijo abriendo la puerta de un Volvo plateado.
-ja bonita cosa a mi nuca me has abierto la puerta Emmett- dijo Alice haciéndose la enfadada- creo que al fin le estas pegando tu caballerosidad- le dijo a Edward
-Yo siempre eh sido caballeroso enana a ahora ya súbete quieres-le contesto Emmett ya adentro del carro. El transcurso a mi casa fue rápido Edward conducía como loco todo el camino me la pase escuchando las bromas que se hacían los primos me hubiera gustado pasar más tiempo con ellos para no quedarme sola con Alice yo se que ella sabía que algo me pasaba y quería contearselo pero no estaba muy segura de querer contarle lo que me ocurrió con Mike.

jueves, 20 de enero de 2011




PROLOGO.


POV BELLA

Como pude ser tan tonta y creer sus palabras pero me era ilógico que después de tantas veces que me dijo que me amara y no fuera cierto el es un mentiroso y yo solo una tonta ingenua que soñó tener al chico que siempre había soñado y que él la amaba en definitiva era una tonta la más grande de las TONTAS.
Pero la única culpable era yo todavía no puedo creer que toda mi vida nunca quise enamorarme para que no me rompieran el corazón yo no quería sufrir, ni llorar por un hombre y aquí estoy yo desde hace dos días llorando a mares por el por qué aunque él no me ame el siempre será el amor de mi vida y eso es lo que más me duele admitir.
¿Cómo volver a amar?, ¿Cómo volver a confiar?, ¿podría creer en él otra ves? quisiera tener esas respuestas realmente quisiera.

POV EDWARD

Como la vida puede cambiar de un minuto a otro, yo pensaba que mi vida lo era todo no me quejaba mis padres me daban y me siguen dando todo lo que yo quiero, estoy por graduarme de lo que en verdad me gusta me apasiona tenia a la mujer que quería con solo decirlo pero todo cambio cuando la conocí, y ahora por confiarme en esa mujer el amor de mi vida la razón de mi existencia ya no me quiere ver pero no descansare hasta volver a conquistar su amor.